Entre el amor y la plata: reconciliando la agilidad humanista con los resultados económicos

Entre el amor y la plata: reconciliando la agilidad humanista con los resultados económicos

Hace poco participé como speaker en el AOC Costa Rica 2025. No llegué con blazer ni traje sastre. Llevaba camiseta, tenis, jogger y un pañuelo en la cabeza. Y di una charla sobre coopetencia —la capacidad de competir y cooperar al mismo tiempo— en un espacio profundamente comunitario, donde la agilidad se vive como una práctica de vida antes que un framework de trabajo.

Y sin embargo, no dejo de pensar en los bordes de ese mundo.

Porque así como celebramos la autenticidad y la conexión humana, también escucho con frecuencia las críticas a la llamada “agilidad pachamámica” —ese término que se lanza hacia quienes priorizan el bienestar, el vínculo y la comunidad, pero son acusados de no entregar resultados tangibles.

Mucho amor, poca plata.

Pero ¿y si no tuviéramos que elegir?


🤔 Prejuicios que aún persisten

En entornos ágiles más tradicionales —y especialmente en empresas— aún persisten prejuicios sobre la forma en que se “debe” lucir un profesional: vestimenta, forma de hablar, estética personal.

Se valora la autenticidad, sí, pero solo hasta donde no incomode los códigos no escritos del mundo corporativo. ¿Qué pasa cuando alguien altamente competente no encaja en ese molde? ¿Qué peso tiene el saber cuando viene vestido de forma no convencional?

Estos sesgos no siempre son explícitos, pero están ahí. Y generan tensiones entre el respeto a la autenticidad de la persona y las expectativas de “presentabilidad”.


🎓 Mi formación y mi mirada actual

Soy comunicadora de formación. Vengo del mundo de la marca personal, la etiqueta, la imagen y las relaciones públicas. Me enseñaron a reconocer la importancia del impacto visual, de saber “leer la sala”, de vestir estratégicamente para persuadir.

Y aún creo que la imagen personal importa.

Pero hoy también creo que no puede ser más importante que la autenticidad, el conocimiento, la entrega y la coherencia. No podemos seguir invisibilizando el valor real de las personas por no cumplir con estándares estéticos heredados.


⚖️ ¿Agilidad “blanda” o “dura”? Mejor, agilidad completa.

Por un lado, creo profundamente en el enfoque humanista de la agilidad. Creo que transforma, sana, genera espacios más seguros, creativos y efectivos. Pero también creo que debe convivir con la excelencia técnica, la entrega de valor y los resultados económicos.

Porque si no hay resultados, no hay sostenibilidad. Y si no hay humanidad, no hay sentido.

No se trata de elegir entre agilidad "blanda" o "dura". Se trata de integrar. De darnos cuenta de que las empresas también son personas. Y que las personas también tienen métricas, objetivos y responsabilidades.


🌱 Una propuesta: agilidad integrada

En ese punto medio, simplemente usando el sentido común puede que encontremos el verdadero valor de lo ágil.

Una agilidad que respete el proceso humano, pero que también entregue valor. Una que celebre la autenticidad, pero sin olvidar el impacto. Una que no sacrifique la ética por la estética, ni la rentabilidad por la empatía.


¿Te ha pasado algo similar? ¿Has sentido esa tensión entre lo que se espera y lo que sos? Me encantará leer tu opinión.

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